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Explicando el dolor

Actualmente sigue existiendo la tendencia, incluso entre los profesionales del sector, en pensar que el dolor siempre está producido por daño en los tejidos, una visión bastante simplista sobre el dolor y la función de este.

En este post vengo a explicaros brevemente cual es la función del dolor, si siempre se relaciona con daño en los tejidos y pequeñas estrategias a seguir para abordar aquellos dolores crónicos que nos acompañan desde periodos largos de tiempo.

Antes de nada, debemos comprender que el dolor agudo es normal, este es un mecanismo de alarma ante cualquier amenaza, este a menudo implicará daño en tejidos, no obstante, la intensidad del dolor no se relaciona con la cantidad de daño en tejidos y cuando el dolor es crónico, este se asocia más con el sistema nervioso.

Cuando el dolor es crónico, hemos de descubrir porqué nuestro cerebro “piensa” que estamos en peligro, pues es la razón por la que este expresa dolor en el área afectada, este dolor dependerá del contexto y la información sensorial que llega al sistema nervioso, influenciado por la memoria, razonamientos, emociones y respuestas posibles ante el dolor.

A día de hoy, también sabemos que cada parte de nuestro cuerpo está relacionada con un área cerebral, esto es muy interesante, pues se ha visto que el dolor utiliza dichas partes para expresarse y que cuando el dolor es crónico estas áreas han sido sensibilizadas aumentando su representación en el cerebro e incluso involucrando áreas de otros tejidos (¡no te preocupes, esto es reversible!)

Ante el dolor crónico, nuestros sistemas de alarma se han alterado, sensibilizándose más, lo que antes dolía ahora duele más (hiperalgesia) y lo que no dolía ahora duele (alodinia), nuestro cerebro está siendo engañado, piensa que existe una amenaza realmente mayor a la que existe, creando este dolor para protegernos.

Las consecuencias de esta sensibilización pueden dar lugar conductas de evitación del movimiento por miedo al dolor, lo cual empeorará aun la situación, dolor sólo de imaginar movimientos, dolor en otras áreas, etc.

Vamos a centrarnos en las alteraciones del movimiento, cuando se produce una lesión o existe dolor, se altera la activación muscular durante el movimiento, esto da lugar a cambios de rigidez en otras zonas que a largo plazo pueden ser perjudiciales si no vuelven a la normalidad una vez el dolor ha desaparecido, cosa que a menudo se da por el miedo al dolor ante ciertos movimientos.

¿Qué debemos hacer?

Si no podemos acceder a un profesional que nos valore y eduque de la forma correcta, siempre está en nuestra mano ponernos a la obra para solventar nuestro dolor, ten en cuenta lo siguiente.

·         Debes de comprender todo lo que puedas sobre lo que causa tu dolor y no solo lo que deberías hacer al respecto.

·         Ten presente que el dolor no significa daño estructural de por sí y comienza a retomar el nivel de actividad gradualmente. Busca movimientos que activen el área cerebral que normalmente se activa durante tu dolor, pero sin desencadenar dolor (mediante imaginería motora, terapia espejo, etc.)

1.       Encuentra tu cantidad de actividad que realizar sin que se reactive el dolor.

2.       Planifica tu progresión, cada vez un poco más.

3.       Si se da lugar una reactivación, no te estreses es parte del proceso.

·         Explora y empuja poco a poco los límites del dolor, busca que en una escala del 0-10 nunca el movimiento no genere un dolor por encima del 3.

·        ¡Mantente positivo y se constante!

Bibliografía: 

1. Moseley, G., & Butler, D. (2003). Explain Pain.