“Los niños no pueden realizar entrenamientos de fuerza porque son propensos a lesionarse más fácilmente, su desarrollo óseo se verá afectado y se verá limitado su crecimiento.”
¿Quién no ha escuchado esto alguna vez?
Seguramente, mucha gente por desconocimiento, sigue pensando que el entrenamiento de fuerza tiene los efectos negativos mencionados anteriormente, sin embargo, la evidencia científica nos dice todo lo contrario, en este post vamos a profundizar un poco sobre el entrenamiento de fuerza en niños y jóvenes.
Los estudios científicos de las últimas décadas nos dicen que el entrenamiento de fuerza bien programado y supervisado es útil para generar adaptaciones en niños y jóvenes de ambos sexos (Faeigenbaum, et al 1996).
No hay evidencia que sustente que un tipo de actividad física como es el entrenamiento de fuerza pueda alterar el normal crecimiento de los niños, es más, justo todo lo contrario, realizar programas bien programados y supervisados estimulará el desarrollo físico, psíquico, cognitivo y emocional de estos (Faigenbaum, 2000).
La limitación del desarrollo óseo se da cuando hay lesión a nivel del cartílago de crecimiento, los deportes que implican saltos y aterrizajes, con grandes fuerzas reactivas, son los que tienen este mayor riesgo. ¡Lo que ocurre con el entrenamiento de fuerza es justo lo contrario! El estrés mecánico que ocurre durante este es un estímulo beneficioso para un crecimiento óseo saludable, gracias al aumento de la densidad mineral ósea.
Las lesiones producidas durante los entrenamientos en jóvenes se han visto relacionadas con un mal uso del equipamiento, un mal control de la carga del entrenamiento, técnica defectuosa o ausencia de supervisión de un profesional, pero es que esto es lo mismo que ocurre en la población adulta.
Además, se ha visto que mediante programas específicos de fuerza en jóvenes deportistas la incidencia de lesiones y el tiempo de recuperación durante las lesiones es menor en contra de aquellos jóvenes que no realizaron entrenamiento de fuerza (Falgenbaum 2006)
Aunque a estas edades las hormonas no están al nivel de los adultos, la capacidad de mejorar los niveles de fuerza mediante adaptaciones neurales que se producen por el incremento de reclutamiento y activación de unidades motoras y la coordinación muscular, esencial en el movimiento (Behringer, Vom Heede, Matthews & Mester, 2011). No obstante, los resultados son más prometedores en estudios de mayor duración, por lo que los cambios estructurales pueden tener también un papel fundamental en la mejora del rendimiento (Behringer, Vom Heede, Yue & Mester, 2010)
Un metanálisis (Behringer et al., 2010) muestra que la capacidad de aumentar la fuerza muscular en niños y adolescentes se da independientemente de la edad, aunque siendo mayores a mayor nivel de maduración.
El verdadero objetivo del entrenamiento de fuerza en jóvenes tendrá como objetivos favorecer el desarrollo músculo-esquelético de forma óptima y equilibrada, crear riqueza motora mediante patrones motores técnicos, variedad de ejercicios y promover hábitos saludables que perduren en etapas adultas.
Bibliografía
1. Faigenbaum, A (2006). Strength training in children and adolescents: Adaptation responses performce and safety aspects.
2. Faigembaum, A. D., Kraemer, W. J., Cahill, B., Chandler, J., Dziados, J., Elfrink, L., Forman, E., Gaudiose, M., Micheli, L., Nitka, M. & Roberts, S (1996). Position Statement paper and literature Review. Strength Cond. J., 18(6), 62-7
3. Behringer, M., Vom Heede, A., Yue, Z., & Mester, J. (2010). Effects of resistance training in children and adolescents: a meta-analysis. Pediatrics, 126(5), e1199–e1210.
4. Behringer, M., Vom Heede, A., Matthews, M., & Mester, J. (2011). Effects of strength training on motor performance skills in children and adolescents: a meta analysis. Pediatric exercise science, 23(2), 186–206.